Entrenar en ayunas...

Pues eso, que ya llevo 3 semanas intercalando en cada microciclo dos entrenos en ayunas (miércoles y domingo) para acostumbrar al cuerpo a consumir las grasas como principal fuente de energía.
Ya lo hice el año pasado y me fue bien, así que este año lo repito.
Las condiciones de este entreno son bastante claras y básicamente se pueden resumir así:

• Tiene que ser en ayunas (así los depósitos de glucógeno del cuerpo están vacíos).
• El ritmo ha de ser muy bajo para no entrar en zonas de esfuerzo donde el cuerpo empezaría a consumir glucógeno (glucógeno que no existiría y por lo tanto entraríamos en catabolismo y otras historias que no nos convienen).
• Hay que echar en el bolsillo del maillot una barrita y un gel por si acaso, como medida de emergencia en caso de empezar a flojear.

Hasta aquí la parte teórica y técnica... ¿A que parece fácil?
Pues sí, la mayoría de las veces lo es... Pero hoy... ¡Madre mía! Hoy por poco no llego a casa.

He cumplido todo el ritual habitual, pero con lo que no contaba era con el viento que me ha hecho llegar a casa con los ojos cruzados y un hambre que jamás había sentido.

Los últimos 20 minutos he sufrido más que las 4h anteriores. Qué sensación más desagradable... Sentirse sin fuerzas y encima luchar contra el viento dando totalmente de cara.

Afortunadamente no hay mal que cien años dure y al llegar a casa he podido comer y ducharme. Para la próxima vigilaré el tema del viento y me reservaré un poquito para que no me vuelva a pasar lo de hoy.